Cómo vivieron el corte del domingo las personas electrodependientes. La EPE ni siquiera tiene una línea específica para atenderlos.
Cuando se corta la luz en la casa de Fabián Fiori las alarmas empiezan a sonar. No es para menos, su hijo Adriano Valentín, que hoy celebra sus 18 años, depende desde los 15 de varios artefactos que se alimentan a energía eléctrica. Se trata de un sistema de ventilación mecánica respiratoria que el adolescente requiere varias veces al día o las 24 horas, de acuerdo a cómo estén sus pulmones. A las 7.20 del domingo pasado, cuando un apagón masivo afectó a todo el país, las temidas alarmas comenzaron a sonar, como en otros 500 domicilios de la provincia donde viven personas cuyas vidas dependen del sistema de energía, y el peor de los escenarios alguna vez imaginado se hizo real. “Fue una pesadilla para mucha gente y esto no puede volver a pasar”, aseguró el hombre, que exigió la reglamentación de la ley provincial para poder tener las fuentes alternativas de energía que exige esa normativa y un plan de contingencia y protocolos de actuación ante esos casos (ver aparte).
Sin plan de contingencia
El peregrinar de quienes tienen familiares electrodependientes es largo. En Santa Fe son medio millar de familias, de las cuales el 60 por ciento está en Rosario, de acuerdo a los datos oficiales e la Empresa Provincial de la Energía (EPE).
Si bien lograron en 2018 la gratuidad del servicio, las familias aseguran que es mucho lo que aún queda por hacer, y señalan apenas como un ejemplo que aún no cuentan con una línea directa con la EPE para advertir, en caso de cortes, que se trata de un domicilio con una necesidad de estas características.
Cuando la luz es vida
Adriano Valentín sufrió al nacer una anoxia perinatal —también llamada asfixia— que le provocó una parálisis cerebral severa que se fue complicando con el paso de los años. Por eso, desde los 15, su cuadro respiratorio se volvió tan severo que, tras internaciones recurrentes, se le indicó la implementación de una ventilación mecánica respiratoria no invasiva, es decir que no requiere que se encuentre sedado ni entubado.
Así y todo, el sistema requiere de energía para funcionar. Si bien hay días en que Adriano necesita estar las 24 horas conectado al sistema, hay otros en que sólo le es necesario hacerlo en determinados momentos de la jornada, dependiendo de cómo estén sus pulmones. “Siempre tiene que estar disponible el sistema”, explica su papá.
Ese no es el único equipo que hay en la casa, donde viven además de Adriano, sus padres y sus hermanas. Un asistidor de tos, un humidificador de oxígeno, un contador de oxígeno, un aspirador de secreciones, un colchón antiescaras, una bomba de alimentación para los alimentos y otra para la medicación. son las cosas que Adriano necesita para vivir, y todas requieren de alguna fuente de energía.
Fabián admite que “con la EPE se dio un paso importante tratando de identificar a los hogares que están en esta situación y así, ante cortes habituales, lograr que el servicio se restablezca lo antes posible”. Pero remarca que “lo que sucedió el domingo fue una verdadera pesadilla”.