Fundación Emperador

- Juntos en la dificultad -

Las cosas que “pasan” y desatan un “infierno”

"Esas cosas no pasan". Esa fue la respuesta que Fabián Fiori, el padre de un adolescente electrodependiente, escuchó cada vez que planteó "el desastre que sería un apagón masivo" ante las autoridades sanitarias, de la empresa de energía, de la Defensoría del Pueblo y de todos los organismos donde fue a gestionar mejoras para la calidad de vida de su familia y de las otras 499 en idéntica situación en toda la provincia.

“Esas cosas no pasan”. Esa fue la respuesta que Fabián Fiori, el padre de un adolescente electrodependiente, escuchó cada vez que planteó “el desastre que sería un apagón masivo” ante las autoridades sanitarias, de la empresa de energía, de la Defensoría del Pueblo y de todos los organismos donde fue a gestionar mejoras para la calidad de vida de su familia y de las otras 499 en idéntica situación en toda la provincia.

“Esas cosas no pasan”. Esa fue la respuesta que Fabián Fiori, el padre de un adolescente electrodependiente, escuchó cada vez que planteó “el desastre que sería un apagón masivo” ante las autoridades sanitarias, de la empresa de energía, de la Defensoría del Pueblo y de todos los organismos donde fue a gestionar mejoras para la calidad de vida de su familia y de las otras 499 en idéntica situación en toda la provincia. “Pasó y fue un infierno, porque es el peor de los escenarios que imaginamos, es la pesadilla en la que no querés nunca pensar”, señaló.

A los pocos minutos de producido el apagón, a las 7.20, y cuando constató en la instalación de su casa que era un problema externo, el grupo de WhatsApp que comparte con las otras familias comenzó literalmente a estallar de mensajes. “Pensé que era una mentira que el corte había llegado a países vecinos”, remarcó. En esos primeros minutos había que atender lo importante: “La desesperación de madres y padres que no sabían qué hacer ante la magnitud del hecho, porque nadie nos podía asegurar a qué hora se iba a restablecer el servicio, e incluso hubo barrios donde la luz volvió recién pasadas las diez de la noche”.

Para paliar la situación, agregó, hicimos “una red solidaria entre nosotros, donde cada uno puso a disposición lo que tenía y podía prestar, desde aspiradores y tubos de oxígeno hasta baterías, así como la información de las estaciones de servicio que estaban cargando combustible, para quienes tenían grupos electrógenos que funcionan de ese modo”.

Lo sucedido, insiste el hombre, muestra que “eso puede pasar, porque pasó y una vez más tenemos que decir que es un milagro que no se haya cobrado la vida de una persona. Los pacientes, nuestros hijos, no pueden quedar en esta situación de vulnerabilidad, y esto es urgente, no para mañana porque quedó demostrado que lo que nadie piensa, sucede”.